viernes, octubre 31, 2014

Costa Rica: Una espiral creciente de pauperización y regresión social

Indicadores de Coeficiente de Gini en América Latina y el Caribe

Los datos del Informe sobre Desarrollo Humano  del 2013,  y que fueron liberados por medio del Google Public Data Explorer, el cual  permite generar gráficos interactivos y personalizados. Aun así, es posible tener acceso al índice sobre la desigualdad en los ingresos, que es un instrumento de aproximación operativa a los grados de exclusión social o de pauperización, y que es conocido como: "Coeficiente de Gini".  

América Latina ha sido catalogado como el continente con más desigualdad social, cuyas causales habría que buscarlas en su historia colonial y  su más reciente historia de neocolonialismo. Una etapa en la cual aun se encuentra inmersa, lo que representa varias tensiones dialécticas, externas e internas. Una externa entre la injerencia en los asuntos internos por parte de potencias neocolonialistas y la identidad como estados nacionales, soberanos e independientes. Y las internas como la tensión entre capital y trabajo, típica de una lucha de clases entre obreros y burgueses, y que más recientemente, ha sido descentrada en tensiones entre diversos intereses capitalistas y movimientos reivindicativos dispersos (-ecologismo, feminismo, indigenismo, sindicalismo, solidarismo, etc.-), sin un solo frente en común, sin lograr una identidad de clase social; situación que ha permitido más fácilmente que tanto los grandes capitales locales, como los transnacionales, establecezcan o manipulen sin mucha fricción, las pautas tanto económicas, jurídicas como políticas; lo que desemboca en la concentración de grandes capitales en pequeños sectores y el aumento de la miseria y pauperización en el grueso de la población latinoamericana. 

No obstante, visto en perspectiva, resulta particularmente alarmante, cómo a partir de las reformas neo-liberales impuestas en Costa Rica a mediados de los años 80´s del siglo XX, y cuyo ideario se tradujo en un recetario denominado como: Consenso de Washington, el cual fue aplicado a pie juntillas, desde los Programas de Ajuste Estructural hasta la ratificación del CAFTA-DR, es posible establecer un paralelo, con un franco retroceso en los indicadores de desarrollo social que se habían logrado en las décadas anteriores.
Las políticas económicas, impuestas en las últimas tres décadas e inspiradas en el Consenso de Washington, permitieron tanto de manera explícita, como de manera velada, desmantelar o reducir a un mínimo funcional e impedir su crecimiento, muchas de las instituciones estatales, dada la anatemización del gasto social y del tamaño del estado(-mitos neoliberales hoy abandonados-). De tales directrices, se siguió que muchas instituciones estatales fueron privatizadas, o convertidas en cascarones huecos, para permitir en su lugar el surgimiento de empresas privadas, tanto de capital local, como transnacionales. Pero para que estas suplieran las funciones de muchas de las instituciones sociales, era necesario eliminar o debilitar estas últimas. Un simple ejemplo es el CNP. Cuando el Presidente Rafael Ángel Calderón Guardia, estableció sus reformas sociales en los años 40´s del siglo XX, tuvo que hacer ajustes en una Constitución de la República, herencia de los liberales de fines del siglo XIX, para que la nueva legislación y sus instituciones derivadas fueran compatibles y funcionales. Entre ellos, se encontró el Consejo Nacional de Producción (CNP), que permitió a las clases bajas a acceder alimentos subvencionados por el Estado. 
Ante el advenimiento de este tipo de políticas neo-liberales en los años 80´s, todo tipo de subvenciones fueron anatemizadas, por lo que se exigió la reducción del gasto público, la reducción de la planillas gubernamentales, la privatización de instituciones públicas, la compra, sub-contratación de servicios a empresas privadas por parte de instituciones y ministerios públicos. Algunas instituciones como el CNP, fueron reducidas a su mínima expresión y quedaron tan solo en el cascarón, dado que las reformas neo-liberales, no pudieron tener alcances de reformas constitucionales(es el paso que aun les falta). Todo lo anterior, da cuenta del estado de la cuestión de la Costa Rica neo-liberalizada de los últimos 30 años, cuyos gurú, apelando a sus tesis de saneamiento de las finanzas públicas, impusieron una reducción inversión  social, en infraestructura, en educación, en salud y en recursos energéticos. Las implicaciones entonces son obvias: aumento de la pobreza, la miseria y la pauperización. Los últimos datos censados por el Ministerio de Salud, revelan un aumento inédito en la desnutrición infantil (-sin un CNP subvencionado a cual acudir y menos aun tener acceso a comestibles de transnacionales como Wall Mart-); además, según datos del Informe sobre Desarrollo Humano del  PNUD, se ha dado un evidente incremento en la victimización de los hogares, y este es uno de los indicadores que evidencian la galopante ruptura de la cohesión social de la nación; los mismos datos del PNUD, muestran un estancamiento en los años de escolaridad infantil durante los útlimos seis años y en la última Encuesta a Hogares, evidencia un creciente deterioro social, no solo porque que el desempleo abierto es uno de los más altos de América Latina, si que analizada en detalle por Quintiles, queda en evidencia la concentración de la riqueza en un sector y la pauperización en otro amplio sector de la población nacional, pues: el Quintil V se apropia el 50,2% del ingreso (735 442 personas), mientras que el Quintil I (1 042 982 personas) obtienen el 4.3% del ingreso, al tiempo que sufre una tasa de desempleo abierto de 21.4%. 

Pero este panorama es tan solo la antesala de una situación más crítica que se avecina, aun cuando la situación económica mundial se mantuviese estable y lo cual es poco probable, pues la situación fiscal del país ha entrado en una espiral decreciente,  prendiendo las alarmas del riesgo país y de de una eventual baja en la calificación crediticia, Con el mayor déficit fiscal de América Latina y con un rotundo fracaso en lograr una reforma tributaria, tanto en el 2006 como en el 2012 por dictámenes negativos de la Sala IV, se hace patente, que cualquier reforma fiscal planteada, no será viable por ningún medio en el contexto político actual y los juegos de intereses creados tanto en la Asamblea Legislativa por una parte y  la Sala IV por otra, en medio de una maraña de truculencias y subterfugios legales y reglamentarios, llevarán a una situación económica cada vez más crítica, sin que se pueda vislumbrar ninguna luz al final del túnel. 

Se avecina entonces, solo como bocadillo antes del plato principal de los ajustes económicos derivados, una espiral en creciente del las tasas de interés, de la inflación y por ende del desempleo, que afectará principalmente al ya papuerizado quintil más bajo de la población costarricense. Si a esto se añade una baja en la calificación crediticia del riesgo país, el déficit fiscal, no solo aumentará in crescendo, sino que llegará el momento que no se tendrán los recursos ni para pagar los intereses de la gigantesca deuda incrementada año con año, por lo que serán necesarios ajustes drásticos en el sector social y gubernamental, es decir, reducción en la inversión en salud, en educación básica como superior, despidos masivos, disminución en pensiones y salarios, a la vez que cerrarán instituciones autónomas (universidades incluidas) y se subastarán las restantes al mejor postor. Así que Costa Rica, está en camino de convertirse en la "Grecia Latinoamericana", pero con mucho más agravantes, pues Grecia no tuvo antes de la crisis actual, los niveles de desigualdad que hoy tiene Costa Rica. 

Entonces, de acuerdo a los datos del gráfico superior del Reporte del PNUD, referidos al Coeficiente de Gini en América Latina y el Caribe; Costa Rica ya se encuentra por encima de la mitad de la tabla, en datos del 2009 (0503) y aumentando año con año, pues, dado si se analizan los datos revelados por la última Encuesta a hogares,  el coeficiente de Gini para el total del país aumentó de 0532 a 0542, con un marcado incremento en la zona urbana (de 0515 a 0530), en la región Central (de 0517 a 0539) y en la PC (de 0514 a 0532).. Es decir, se encuentra entre los más desiguales en el Continente con más desigualdad. Pero de acuerdo a los acontecimientos actuales, no queda más que hacer una prospección aun más negativa, pues la Costa Rica de los próximo 20 años, será una nación con mayoritarios sectores de miseria y pauperización, que no fueron vistos nunca antes en su historia, a menos que suceda un golpe de timón de radical, para lo cual se requeriría un nuevo Braulio Carrillo, Tomás Guardia o Pepe Figueres, imposibles de encontrar en la fauna política de la Costa Rica actual.

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