jueves, julio 01, 2010

Destino manifiesto y luchas oligárquicas en la Centroamérica del siglo XIX

1.0 Cornelius Vanderbilt versus William Walker



Desde la proclamación de la denominada “independencia” en 1821 de Centroamérica respecto de la corona española, los grupos oligárquicos de cada país emergente, -que se refigurarán como burguesías agromercantiles -, no fueron capaces de lograr la reunificación centroamericana en un sólo Estado Federal que garantizara una relativa independencia política, económica, con la respectiva soberanía de un estado nacional. Los diversos intentos de reunificación de Centroamérica, fracasaron estrepitosamente, en tanto predominaron los intereses particulares de las distintas oligarquías burguesas nacionales, y no los intereses del bien común y desarrollo social de sus poblaciones.
Los estados centroamericanos en poco tiempo se vieron involucrados en las contiendas derivadas de los intereses neocolonialistas, del gran imperio británico por una parte y de los intereses encontrados entre los distintos sectores políticos y financieros hegemónicos estadounidenses, que terminarán por llevarlos a una guerra civil. Los intereses imperiosos de las potencias neocolonialistas, estaban orientados a construir el canal interoceánico por el río San Juan y el Lago de Nicaragua, pero que por ser una región limítrofe, este proyecto llegará a provocar conflictos entre Nicaragua y Costa Rica por el control del futuro canal, de manera velada o abierta.
El Ferrocarril a vapor, centro del imperio ferroviario de C. Vanderbild

Los intereses norteamericanos estuvieron representados por varios sectores, de los cuales, el más poderoso, fue del magnate del ferrocarril estadounidense: Cornelius Vanderbilt (1794–1877), quien tenía en un primer momento, el apoyo tanto político como militar, de su gobierno, para que lograra someter bajo su control la ruta del tránsito que se ubicaba en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica por medio del río San Juán y en el Lago de Nicaragua, de especial interés, no sólo comercial, sino geopolítico. Vanderbilt, desde 1849, se apoderó de la ruta del tránsito que conducía al oro de California, generándole extraordinarias ganancias para la época: $1 millón por año. En un primer momento era accionista más importante de la Compañía del Transito de Nicaragua. 
Ruta del Tránsito por el Río San Juan y Nicaragua, XIX
No obstante, para 1853, en el voraz mundo financiero, ya lo han desplazado. Así las cosas, sus socios y enconados rivales Charles Morgan y C. K. Garrison, se propusieron quitarle el negocio de transportación de pasajeros que él había conseguido a través de la concesión que Nicaragua otorgó oportunamente a la Compañía del Tránsito.
A su vez, con el objetivo de conquistar Nicaragua, se planificó una incursión filibustera por el coronel tejano H. Kinney entre 1854 y 1855, había fraguado un plan para apoderarse de la Mosquitia (la costa atlántica de Nicaragua) y quien se encontraban en contubernio con el presidente Franklin Pierce (1804- 1869) y apoyado por varios empresarios estadounidenses.
No obstante todos estos intereses económicos en la región, fueron perturbados por la traición de su amigo William Walker, quien pretendía quedarse con la ruta del tránsito por medio de su pequeño grupo de mercenarios armados, sacar provecho de la guerra civil nicaragüense entre los grupos oligarcas de León y los de Granada y de paso anexar los estados centroamericanos a los estados esclavistas sureños. Walker llega a Nicaragua en 1855 y toma Granada. Morgan y Garrison convencieron al ya poderoso William Walker para que le “recomendara” al entonces presidente de Nicaragua: Patricio Rivas que procediera a embargar buques y bienes de la Compañía del Tránsito con el propósito de exigir el pago de una fuerte suma de dinero que esta compañía era en deber a Nicaragua: Walker mordió el anzuelo. Como consecuencia de la “recomendación” de Walker, el presidente Patricio Rivas decretó la revocación del contrato concesionario de la Compañía del Tránsito, noticia que --gracias a los intereses de Walker-- Morgan y Garrison conocieron varias semanas antes que el comodoro Vanderbilt. Cuando esta noticia reventó en Nueva York y fue del pleno conocimiento de Vanderbilt, Morgan y Garrison ya habían vendido muy bien sus acciones de la Compañía del Tránsito en el mercado de valores (por cierto fueron compradas con gusto por el propio comodoro Vanderbilt y sus asociados) y ya también el valor de mercado de las mismas había caído de forma dramática; esta movida financiera de Morgan y Garrison dejó cuantiosas pérdidas al comodoro Vanderbilt y a sus asociados, a quienes no les quedó otra salida que soportar el golpe y comenzar a maquinar en silencio la correspondiente venganza; la enemistad que Walker adquirió innecesariamente en la persona del multimillonario Cornelius Vanderbilt, le traería muy pronto su propia destrucción.

2.0. Las oligarquías centroamericanas frente a Walker
Ante la irrupción de Walker en Nicaragua los grupos oligarcas centroamericanos reaccionaron horrorizados, y se vieron obligados a defenderse contra lo que amenazaba sus bienes: sus esposas, bienes y haciendas. Para entonces el presidente de Guatemala era: Rafael Carrera, en de El El Salvador: Rafael Campo, de Honduras: Santos Guardiola y de Costa Rica: Juan Rafael Mora Porras; quienes representaban los sectores conservadores de grupos oligárquicos de sus propias naciones y que vieron amenazados sus intereses con la llegada de Walker.

Mapa de la región centroamericana en el siglo XIX

Como parte de las ficciones creadas por los historiadores burgueses, se encuentran las llamadas “guerra nacionales” específicas de cada nación, cuando en realidad se produjo una guerra centroamericana, en la que estuvieron involucrados los grupos oligarcas centroamericanos, incluidos los oligarcas nicaragüenses que se encontraban en guerra entre sí y que provocaron la llegada de Walker y los filibusteros sureños, así como los grandes intereses plutocráticos de los norteños como Cornelius Vanderbilt.
Por un corto periodo las oligarquías dominantes restablecieron en los hechos la unidad de la nación centroamericana. Sin embargo, después de la derrota y fusilamiento de Walker cada ejército regreso a su respectivo país de origen, las oligarquías consolidaron su poder en cada uno de sus feudos, y se reavivaron los conflictos territoriales.

3.0. Entrada de Costa Rica en el conflicto.
Lugar legendario de la historiografía costarricense, 
a partir de una batalla de unos pocos minutos, 
ante unos desprevenidos grupos filibusteros norteamericanos 
de viaje exploratorio por una zona que les era desconocida.

El 28 de febrero de 1856, el presidente de Costa Rica Juanito Mora, desconoce el gobierno formado por William Walker en Nicaragua y manda levantar una fuerza para derrocarlo. Entonces, tan pronto como Walker se enteró de la declaratoria de guerra del presidente Mora, manda a preparar su ejercito, y así ordenó a Schlessinger penetrar en el departamento de Guanacaste, para así tener un puesto avanzado sólido a distancia al Sur del Tránsito, para protegerse con toda sorpresa y el 19 de marzo de 1956 se apoderan de la hacienda de Santa Rosa en Guanacaste
Entonces, el 20 de marzo de 1856, un improvisado ejército costarricense enfrentó a los soldados de Walker y le dieron una escaramuza sorpresa a estos mercenarios aventureros que se encontraban ocupando en la hacienda abandonada de Santa Rosa, en las cercanías de la frontera con Nicaragua. La duración de esta batalla fue entre unos 10 a 20 minutos, pues en realidad los mercenarios sureños no tenían ninguna razón en particular para conservar este lugar. Posteriormente el ejército costarricense viola la soberanía del territorio nicaragüense y se apodera de la ciudad de Rivas en 1856.
Proyectos sobre Nicaragua y la ruta por el Rio San Juan, en el siglo XIX

En contra de la historiografía costarricense creada por los liberales del siglo XIX, lo sucedido en Rivas en 1856 no puede ser considerado como un triunfo, esto pues se libró una batalla sin estrategia, murieron 500 costarricenses y menos de la mitad de las tropas de mercenarios sureños, no se pudo aprisionar a William Walker y por poco aprisionan al presidente (Juanito Mora), de la incipiente República de Costa Rica en una aventura militar en un territorio extranjero que se encontraba en guerra civil, generó conflictos con el resto de los ejércitos centroamericanos que sospechaban de las intenciones de los costarricenses en Rivas, ni mucho menos se pudo retener a esa ciudad que será retomada sin esfuerzo alguno por Walker y que los intentos de recuperarla posteriormente, se convirtieron en estrepitosos fracasos para los centroamericanos, y el más connotado fue paradójicamente el 11 de abril de 1857. Además, cuando ejército costarricense regresa a sus casas en 1856, arrastra la peste del cólera morbus al centro del país, por la que muere un 10% de la población costarricense.

4.0 Walker presidente de Nicaragua


Al poco tiempo de la batalla de Rivas, -el 12 de julio de 1856-, Walker pudo hacerse con el gobierno de Nicaragua y a partir de eso se apoderó de la compañía de vapores de Vanderbilt: "Compañía Accesoria de Tránsito" y de los puertos que él había construido; alegando deuda de impuestos. 
Transbordador a vapor, siglo XIX.
Del tipo de los utilizados por Vanderbild en la ruta del tránsito
Parte de los más de 100 transbordadores  usados en el Río Hudson

Vanderbilt decide recuperar su patrimonio y para eso involucra al Gobierno de Costa Rica, sus emisarios Spencer y Webster en Costa Rica, le ofrecieron dinero al presidente Mora, pero nunca se han podido datar los detalles de estas negociaciones. A principios de diciembre de 1856 salió de Costa Rica un ejercito expedicionario costarricense compuesto por unos 600 hombres para tomarse el Río San Juan, financiada en parte por Cornelius Vanderbilt quien se encontraba deseoso de vengarse de Walker por haberle anulado la concesión de la Compañía del tránsito; y comandada por los capitanes George F. Cauty, inglés, y el estadounidense Sylvanus H. Spencer, por lo que esta vez se tuvo una estrategia militar mucho más precisa. En pocos días se apoderaron de cuatro vapores para navegación en el río: el Morgan, el Wheeler, el Machuca y el Bulder y en 1857 controlaron los puntos estratégicos de la ruta del tránsito, utilizando como “carne de cañón” a tropas ticas y centroamericanas.
Al terminarse el conflicto bélico, Nicaragua no quiere más tránsito, no quiere más filibusteros y no da permiso para el tránsito. No obstante, los costarricenses se habían quedado con los vapores del Río y Lago y también la Fortaleza del Castillo de la Purísima Inmaculada, y cuyas intenciones eran quedarse en posesión del río y del lago, lo cual reabrió el conflicto de límites entre Costa Rica y Nicaragua originada por la anexión de la Provincia de Guanacaste en 1824, considerada como interina por Nicaragua y como permanente por Costa Rica.


5.0 . La pretensiones del presidente Juanito Mora sobre la ruta del tránsito
El 16 de julio de 1857, el presidente Juán Rafael Mora Porras negoció el segundo tratado con William R. C. Webster, sobre la ruta del tránsito. Webster le ofreció dinero a Mora, un préstamo de $8000000, lo cual fue aceptado. En este segundo contrato Webster-Mora, los Mora concederon por cincuenta años el derecho exclusivo de tránsito por agua y tierra desde punta Castilla, en el océano Atlántico, a lo largo del río San Juan y el lago de Nicaragua, hasta el río Sapoá y la bahía de Salinas o también de La Virgen a San Juan del Sur. Además el gobierno de Mora estuvo de acuerdo en que los empresarios gocen de los terrenos que tuvieron Morgan y Garrison en San Juan del Sur y La Virgen. Para asegurar su derecho exclusivo de tránsito. Costa Rica se comprometió a obtener de Nicaragua el traspaso de los derechos que tuviese en la ruta del tránsito o bien que diera su adhesión al contrato. Es decir, los Mora se lo ofrecen a Webster, bajo el supuesto que le es propia de la ruta del tránsito. Este fue el momento en que se mostró como el gobierno de los Mora, quiso capitalizar el triunfo sobre Walker, para apoderarse de la ruta del tránsito y del canal. Esto casi desencadena en una guerra entre Nicaragua y Costa Rica por el Río San Juán.
En 1858, Vanderbilt mandó a su yerno Allen, con tres costales de dinero: $100000 en moneda, a Managua, para que el presidente nicaragüense: Tomás Martínez Guerrero, firmara el contrato del tránsito. No obstante, el intento de Vanderbilt fracasó. No obstante, Vanderbilt obtuvo el reconocimiento del derecho de Costa Rica para solicitar la concesión del tránsito por Nicaragua, ofreciendo en retribución, al presidente Mora, una considerable suma de pesos.
Entre 1858 y 1859 se dieron curiosamente y a raíz de inclemencias climáticas, una serie de cambios topográficos en la desembocadura del Río San Juan y en la Bahía del puerto insigne en el Atlántico nicaragüense de San Juán del Norte. La desembocadura el río San Juán se vuelve arenoso y fangoso, asimismo cambió la intensidad de su cause y se desvió su principal torrente de desembocadura de San Juán del Norte hacia el Colorado. Desaparece San Juán del Norte como puerto, lo que descalificará esta zona para un canal interoceánico y hacia fines de siglo se preferirá entonces a Panamá, que contaba con puertos en ambos océanos y un ferrocarril interoceánico desde mediados del siglo XIX. Esta ruta perderá interés económico y geopolítico a partir de 1905 cuando el canal de Panamá absorbió el tráfico interoceánico.
Cornelius Vanderbil y su imperio ferrocarrilero
En 1862 Vanderbilt, interesado más en una gigantesca industria ferroviaria que atravesase su país de costa a costa y en medio de la guerra civil, se sale del negocio de la ruta del tránsito en Centroamérica, aun cuando esta continuará disminuídamente, pero siempre bajo la mirada codiciosa de muy diversos intereses económicos de propios y extraños (- incluidos los intereses de los hermanos Mora de Costa Rica pasada la guerra a partir de 1857-58, que ante el prematuro golpe de estado(1859) y fusilamiento de Juanito Mora(1860), no se llegarán a actualizar-).

El Presidente Juanito Mora, 
bajo consignas nacionalistas lleva a la guerra a Costa Rica en 1856
En contubernio con Cornelius Vanderbild en 1857 por recuperar el Río San Juan

Así que los voraces intereses económicos en conflicto de los norteamericanos como Walker, Vanderbilt y Morgan, utilizaron como “carne de cañón”, a los costarricenses y centroamericanos sencillos, imbuidos en el romanticismo militar del gobierno nepocrático de los hermanos Juán Rafael Mora Porras y José Joaquín Mora Porras. Los explícitos intereses geopolíticos de su "destino manifiesto" de los estadounidenses, aunado con los intereses de las clases oligárquicas costarricenses y nicaragüenses, costaron en el siglo XIX muchas muertes de los costarricenses sencillos (-la mayoría por la peste del cólera, no tanto por bajas en la guerra-) y de los centroamericanos en general. Mientras que William Walker y sus filibusteros regresaron como héroes de guerra a New Orleáns en 1857, lo que lo estimuló a incursionar en Centroamérica en otras dos aventuras filibusteras más, y que de no ser porque fue aprisionado por los ingleses, que estaban preocupados por sus propios intereses geopolíticos en las costas del Caribe de Honduras y Nicaragua, no habría sido fusilado en 1860, paradójicamente el mismo año que fusilaron a Juanito Mora
6.0 Geopolítica neocolonialista
Así que más que una lucha por la soberanía centroamericana, se trató de una pieza del rompecabezas de la geopolítica del momento y que se expresó con la derrota de intereses económicos particulares de los sureños frente a los de los norteños con complicidad de los ingleses (-cuya Reina Victoria se encontraba narcotraficando opio con la fuerza militar a la población de China-), como un preludio a las luchas entre los sectores involucrados en la guerra civil estadounidense o guerra de secesión (1861-1865).
En la primera mitad del siglo XIX, la tensión norte-sur en los Estados Unidos, se mostraba en que el capitalismo industrial del norte estadounidense necesitaba liberar la fuerza de trabajo, ampliar y proteger el mercado interno y por otra parte los hacendados sureños, querían mantener la esclavitud como base de su fuerza de trabajo que daba la rentabilidad a las tierras cultivadas y el libre acceso a sus mercados externos, principalmente al mercado inglés.

Símbolos fundadores de EE.UU. de herencia masónica
Novis Ordo Seclorum

Esto se enmarca en una geopolítica expansionista, basada en el "Destino Manifiesto" (Novus Ordo Seclorum) y en la doctrina Monroe, que estipulaba que "América para los americanos", por lo que se atribuían el monopolio expansivo en los territorios americanos. Así, la lucha por la hegemonía política entre los Estados que defendían el uso de la mano de obra esclava y los que abogaban por el trabajo asalariado, hacían crecer el interés por tierras al sur del país. Entonces, el ingreso de un nuevo Estado a la Unión americana movería la balanza a favor o en contra del esclavismo. Los esclavistas en su afán para garantizarse el suministro de esclavos, también deseaban la creación de un imperio esclavista que anexionara a Cuba y Centroamérica. El conflicto de intereses estadounidenses, se trasladó entonces a Nicaragua, en tanto adquiere importancia estratégica en calidad de ruta interoceánica corta y expedita desde los puertos del Atlántico a los distantes puertos del Pacífico de la Unión americana. La presencia estadounidense en Nicaragua hizo manifiesta la tensión que existía entre los Estados Unidos y Gran Bretaña como primera gran potencia mundial, y más aun cuando esta última se rehusó abandonar su protectorado sobre la costa de Mosquitos, y que además se apoderó de las Islas de la Bahía, pertenecientes a Honduras. En 1854 la corbeta Cyane de la marina estadounidense bombardeó a San Juan del Norte, que permitió a la Compañía Accesoria del Tránsito, del norteño C. Vanderbilt, tomara el control absoluto de la ruta por Nicaragua.

San Juan del Norte puerto nicaragüense en el Atlántico
 en pleno auge de la Ruta del Tránsito, en el siglo XIX

De esta manera y sin consultar a los centroamericanos, los ingleses se quedaron con la costa nicaragüense y las islas hondureñas, y los estadounidenses con la ruta del Tránsito, incluido el dominio de San Juan del Norte y del futuro canal que se pretendía construir en Nicaragua. Así que más que una gesta heroica de los centroamericanos, los sucesos entre 1856 y 1860, que terminan con el fusilamiento de W. Walker, se trató de una lucha de intereses geopolíticos de los británicos, los norteños y un estorboso grupo de aventureros sureños, que creaban una distorsión geopolítica que fue eliminada.
Expansión territorial en el siglo XIX de EE.UU.

Y eso fue sólo el inicio del neocolonialismo de los intereses económicos y políticos en la región, basados en la doctrina del "Destino Manifiesto" (Manifest Destiny), fraguada en EE.UU en el siglo XIX, y que proponía explícitamente que esta nación estaba destinada a expandirse desde las costas del Atlántico al Pacífico, es decir, que la expansión no solo es buena sino también obvia (manifiesta) y certera (destino). Y esto lo logra, pues tras el conflicto mexicano-estadounidense, en 1848, ante su derrota, México "concede" los territorios que actualmente conforman California, Arizona, Nuevo México y Tejas además de partes de Utah, Nevada y Colorado. No obstante, esto no quedó ahí, a partir de 1890, la expresión de "Destino manifiesto" es retomada por los Republicanos, como una justificación ideológica para la expansión estadounidense fuera de América del Norte, y a partir del siglo XX, la política exterior de EE.UU. asumirá esta doctrina, particularmente en la creencia en una "misión" estadounidense para "promover y defender la democracia" a lo largo del mundo, y se mantendrá como el trasfondo de justificación ideológica de la política exterior y militar estadounidense. No puede olvidarse que el ajedrez geopolítico de las grandes superpotencias, la guerra fría costó cientos de miles de vidas de centroamericanos en particular y de latinoamericanos en general.
Diríamos entonces, que los actores cambian pero que “la historia se repite”, los grandes imperios o naciones centrales usurpan los recursos naturales, energéticos y humanos; dejando una estela de pobreza, pauperización y miseria.  Latinoamérica ha sido sometida históricamente a una cruenta explotación a lo largo de toda su historia.  Primero sometida a una conquista y colonización implacable por los imperios europeos. Luego de sus independencias, se convierten en víctimas de sus propias oligarquías de las burguesías locales emergentes,  que acumulan en altos niveles excedentes de capital a costa de la explotación de recursos naturales y grandes masas de servidores y obreros a su servicio y de una intensa comercialización con otras naciones, en especial con sus antiguos colonizadores. La independencias de los colonizadores europeos, significó para las grandes masas, para sus pueblos, tan solo cambiar de dueños, de los grilletes europeos a los grilletes de las clases burguesas coterráneas. La explotación se mantuvo y la concentración de riqueza se intensificó; y ese ha sido el estigma de los pueblos latinoamericanos, que han cambiado de dueños, los colonizadores, las burguesías locales y el neocolonialismo corporativo durante el siglo XX.  Desde fines del siglo XIX y durante todo el siglo XX, la América Latina independiente, fue sometida a un nuevo tipo de colonización, producto de un nuevo tipo tipo de capitalismo emergente: el monopólico y financiero. Los intereses rapaces de grandes corporaciones transnacionales monopólicas y oligopólicas, auspiciadas por gobiernos europeos y estadounidenses, y con la alevosa complicidad de clases oligarcas regionales, han dejando a grandes sectores de las poblaciones latinoamericanas, en condiciones de pobreza, miseria y pauperización, convirtiéndose de esa manera, en la región con mayor desigualdad en el mundo.  La dialéctica del amo y del esclavo de Hegel, encuentra su expresión superlativa en la América Latina contemporánea. 

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