domingo, febrero 01, 2015

La pseudociencia de la economía burguesa: el error Reinhart-Rogoff

  Carmen Reinhart & Kenneth Rogoff

En 2010, los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff presentaron un artículo titulado “Crecimiento en un momento de Deuda Pública”. El principal resultado de su investigación es que … la tasa media de crecimiento para países con una deuda pública por encima del 90% del PIB es aproximadamente un 1% menor que si la deuda fuera menor. En promedio, las tasas medias de crecimiento son varios puntos porcentuales menores”. De hecho, países con una relación deuda / PIB por encima del 90% tienen una tasa promedio de crecimiento ligeramente negativa.
Esta ha sido una de las estadísticas más citadas en los debates públicos durante la Gran Recesión. 
La teoría de Paul RyanCamino hacia la Prosperidad presupuestaria” se hace eco de este resultado: “encontraron evidencias empíricas de que exceder el 90% [de deuda pública] de la economía tiene un significativo efecto en el crecimiento económico”. 
El consejo editorial del “Washington Post” considera el estudio como un consenso económico, manifestando que “la relación deuda pública/PIB podría seguir creciendo – y acercarse peligrosamente al limite del 90% que los economistas consideran como una amenaza para un crecimiento económico sostenido
¿Es concluyente? 
En respuesta se ha argumentado que la causa es a la inversa, que la disminución del crecimiento conlleva un aumento de la tasa deuda pública / PIB.  Josh Bivens y John Irons sostuvieron este argumento en el Economic Policy Institute. Pero su argumento asume que los datos son correctos.  Desde el principio ha habido quejas porque Reinhart y Rogoff no entregaban los datos en que se fundamentaba su estudio (Dean Baker). Muchos especialistas  trataron de reproducir los resultados chocando con un muro a diestra y siniestra y no pudieron reproducirlos.
En un reciente artículo "¿Suprime significativamente la Deuda Pública el Crecimiento Económico?" en realidad  una crítica a Reinhart y Rogoff” de Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin de la universidad de Massachusetts, contradicen con éxito los resultados.  Después de tratar de replicar los resultados de Reinhart y Rogoff y no conseguirlo se pusieron en contacto con ellos y pudieron acceder a los datos originales que estos habían utilizado. Esto les permitió determinar cómo se habían construido estos datos.
En aquel momento se evidencian tres problemas: 
1) El primero es que Reinhart y Rogoff excluyen selectivamente años de alta deuda pública y con crecimiento económico medio. 
2) El segundo es que usan un discutible método de ponderación de los países. 
3) Tercero, parece ser que  también hay errores de programación de la hoja de cálculo, excluyendo países con niveles altos de deuda pública y crecimiento económico  promedio. Estos tres sesgos sostienen sus resultados y sin ellos no se pueden obtener. 
Exclusiones Selectivas. 
Reinhart y Rogoff usan el periodo 1946-2009 como su periodo, siendo su año inicial aquel con la principal diferencia  entre los países estudiados. El conjunto de datos contiene 110 años de datos disponibles para los países que tienen una ratio deuda pública / PIB por encima del 90% pero solo toma 96 de esos años. El artículo no especifica qué años excluyeron ni por qué. Herndon-Ash-Pollin encontraron que excluyeron Australia (1946-1950), Nueva Zelanda (1946-1949) y Canadá (1946-1950). 
Esto tiene  consecuencias, ya que estos países tienen una elevada deuda pública y a la vez un sólido crecimiento económico. Canadá tuvo una ratio deuda pública / PIB por encima del 90% durante el periodo excluido con un 3% de crecimiento del PIB. 
Nueva Zelanda tuvo una ratio deuda pública/PIB  por encima del 90% durante el periodo 1946-1951. Si se calcula el valor medio de la tasa de crecimiento para dicho periodo, encontramos que  se trata del 2.58%. Si solo se tiene en cuenta el último año, como hacen Reinhart y Rogoff, se conoce que la tasa de crecimiento es de -7.6%.  Ésa es una gran diferencia, especialmente si consideramos como han ponderado los países.
Ponderaciones poco convencionales. Reinhart y Rogoff dividen los años de los países por tramos de ratios de deuda pública / PIB. Así, toman el valor promedio del crecimiento real para cada país dentro de dichos tramos. La tasa de crecimiento de los 19 años que Gran Bretaña está por encima del 90% de la ratio deuda pública / PIB son promediados y se convierten en un solo número. Estos números de país se promedian, sin ponderar, para calcular la media aritmética del peso del crecimiento del PIB real.
Un ejemplo para entenderlo mejor. Gran Bretaña tiene 19 años (1946-1964) por encima del 90% de la ratio deuda pública/PIB con un valor promedio de 2.4 % de tasa de crecimiento.
Nueva Zelanda tiene un solo año en la muestra de datos por encima del 90% de la ratio deudapública / PIB con una tasa de crecimiento de -7.6%. Estos dos números, 2.4% y -7.6% son ponderados de igual forma en el cálculo final como si promediasen ambos países de igual forma. Y esto aunque Gran Bretaña tiene 19 veces más puntos de datos que Nueva Zelanda.
Ahora, podría ocurrir que no se quisieran ponderar de igual forma los años (Herdon,Ash y Pollin consideran correlaciones de series como una posibilidad). Puede ser que quieras tomar episodios. Pero esta ponderación reduce significativamente la media aritmética; si uno pondera por el número de años encuentra un mayor crecimiento por encima del 90%. Reinhart y Rogoff no discuten en su artículo esta metodología, tampoco el hecho de que están ponderando de esta manera ni su justificación.
Error en la programación de la hoja de cálculo. 
Herndon, Ash y Pollin muestran que: “Un error de Reinhart y Rogoff en la programación de la  hoja de cálculo excluye completamente cinco países, Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca, del análisis. Reinhart y Rogoff  promedian los datos en las celdas de las líneas 30 a 44 en lugar de las líneas 30 a 49 … este error en la hoja de cálculo … es responsable de -0.3 puntos de porcentaje de error en los datos publicados por Reinhart y Rogoff sobre el promedio real del crecimiento del PIB en la categoría  mayor de la ratio deuda pública / PIB”.
Bélgica, en particular, tiene 26 años por encima de la ratio del 90% de deuda pública/PIB con un promedio de tasa de crecimiento del 2.6% (aunque solo se le ha contado como un único punto debido a la ponderación mencionada anteriormente) 
En el siguiente gráfico se puede ver la caja azul de Excel para las fórmulas donde se aprecian los datos omitidos(imagen adjunta):
 La equivocación de Reinhart y Rogoff, es decir uno de los pilares argumentales empíricos que proporcionan los fundamentos intelectuales para el desplazamiento global hacia la austeridad a principios de 2010 se basó en que alguien accidentalmente no actualizó una fórmula en una fila en una hoja de cálculo Excel.
Por tanto, Herndon, Ash y Pollin  han encontrado que “la tasa promedio de crecimiento real del  PIB para países que acarrean una ratio deuda pública / PIB por encima del 90% es realmente 2.2% y no -0.1% como pretendían Reinhart y  Rogoff”.  Estudiando los datos en profundidad han sido incapaces de encontrar un punto límite donde el crecimiento caiga rápida y significativamente. También se evidencia de manera clara por qué deberían mostrar sus datos online, así podrían probablemente ser revisados. 
Pero más allá de todo esto, analizando los datos y cuánto pueden colapsar debido a esta o a aquella asunción, se deriva claramente que no hay números mágicos ahí fuera. La deuda necesita ser tenida en cuenta como una respuesta a las circunstancias contingentes que padecen las economías en todo el mundo: desempleo masivo, una Reserva Federal (FED, EE.UU.) tratando desesperadamente de ganar tracción en el nivel cero más bajo y una diferencia entre lo que podríamos producir y lo que realmente se produce. 
Un fantasma recorre la economía burguesa, es el fantasma de Marx
De nuevo Marx, muestra tener razón. Los agentes productivos dentro de un sistema capitalista con mayor "mano de obra" en razón del capital, son más rentables.  La economía burguesa tradicional, predice que no habrá tal diferencia sistémica entre las tasas de ganancia entre los diferentes agentes productivos. Pero si se hace lo que Galileo hizo con la física aristotélica, es decir, ponerla a prueba experimentalmente, se demuestra que este presupuesto no es cierto, eso es, que la tasa de fuerza de trabajo o mano de obra, es de lo que depende la tasa de ganancia de los agentes productivos; y diversos estudios empíricos lo verifican, así como las condiciones actuales de la economía mundial. Los agentes productivos dependen en proporción directa para lograr una tasa mayor de ganancias de más inversión en mano de obra, en fuerza de trabajo, o capital variable, que en la inversión de capital dinerario en capital fijo, o medios de producción, técnica y tecnología, infraestructra, materia prima.
La cuestión es simple, mayor inversión dineraria en fuerza de trabajo, implica mayores ganancias, mayores ganancias de los agentes productivos, eso implica el aumento de la tasa  media de ganancias (Average rate profit ARP) de la producción, esto implica a su vez un crecimiento sostenido del sistema y eso implica mayor tasa de recaudación fiscal y por ende menor o ningún déficit público. 
Y eso fue lo que explicó Marx, el capitalismo depende de la tasa de ganancia (TG) de los agentes productivos. Esta TG o tasa de ganancia se calcula dividiendo la  plusvalía por la suma del capital constante y el capital variable, por lo que la tasa de plusvalía (ganancias) de un agente productivo, es la plusvalía o  ganancias al final del proceso productivo dividida por el capital variable o el costo de la fuerza de trabajo requerida como insumo dentro del proceso productivo. 
Si el proceso productivo, invierte más el capital dinerario en capital fijo (activos), que en capital variable o fuerza de trabajo, entonces disminuyen las ganancias y plusvalores derivados, lo que genera una tendencia a la caída en la tasa media de ganancia; de lo que se deriva un ciclo de aumento del desempleo y de la  respectiva recaudación físcal, por ende incrementa un déficit público, y si el órgano de emisión dineraria dentro de una Estado, inyecta cada vez más capital dinerario y cada vez recauda menos de  deuda generada por ese capital dinerario inorgánico, vienen entonces los déficit fiscales.
Esto es precisamente lo que ha sucedido con la economía mundial, a partir de un ciclo del estallido de burbujas financieras especulativas, como lo fue la burbuja inmobiliaria en oriente (los ex dragones, tigres y demás entes de la mitología capitalista), la burbuja del Punto-Com y finalmente el estallido de la burbuja de las hipotecas subprime, ponen en evidencia, que el sistema económico se desplazó de inversiones fuertes en capital variable o fuerza de trabajo(como en la postguerra), a inversiones fuertes en capital,  ya no tanto en activos fijos, sino en especial en titulaciones, instrumentos de inversión monetaria e instrumentos derivados (i.e. Hedge Funds, CDS), permitido por los mecanismos de flexibilización cuantitativa,  y la emisión masiva de capital inorgánico ficticio por parte de los entes bancarios centrales o por medio de prestidigitación financiera, con la conversión especulativa de pasivos a activos virtuales; y todo ello,  con la esperanza de obtener mayores ganancias o utilidades en el menor tiempo posible, incluso instantáneamente por medio de algoritmos de alta frecuencia. En medio de una compleja maraña financiera, las ganancias fueron gigantescas, y las cuales ya no requerían del sistema productivo real, de la producción de mercancías y mucho menos de la fuerza de trabajo de millones de millones de obreros, que se volvieron prescindibles para este tipo de capitalismo fiduciario. 
Pasaron a un segundo, tercer, cuarto o quinto plano, las necesidades materiales reales de las poblaciones y la factibilidad productiva, basada en trabajo, en obreros, en campesinos, en labradores, etc.,   y se optó por el camino corto de sostener la economía en valores fiduciarios, en capital inorgánico, en titulaciones e instrumentos derivados. Esto convirtió la economía mundial en un castillo de naipes perverso, que con un pequeño viento, se ha venido abajo, teniendo consecuencias humanas lesivas, desempleo y desahucios masivos, pérdida total de sistemas de pensiones o de los recursos de los ahorrantes, pauperización, pobreza, miseria, hambre y suicidios por miles. Y lo paradójico, es que las grandes autoridades de la economía "laissez faire", dominante en el mundo globalizado, y proveniente de las academias universitarias, cuya expresión conspicua ha sido la Universidad de Harvard, nunca comprendieron esto, y basados en ficciones de escritorio, o en errores, que son más bien horrores como  el error Reinhart-Rogoff, han castigado a las víctimas de tal hecatombe financiera, con planes de austeridad, aun más destructivos del sector trabajo, de la fuerza de trabajo, del capital variable, lanzando a millones al desempleo masivo (EE.UU. con más de 22 millones y la U.E. con más de 26 millones de desempleados).  Es decir, se ha triturado al sector trabajo, y por ende, lo que no deja lugar a dudas, que el sistema capitalista "laissez faire", adelantó su colapso total en muchas décadas. 
Pero  la cuestión siempre ha sido simple, no se requiere elocubraciones formales complejas de putativos Premios Nobel de Economía burguesa, es decir, entre menos empleos (más desempleo) hay menos plusvalores y menos consumo, y por ende se da una caída en la  tasa media de ganancia entre los agentes productivos, lo que deriva en descapitalización e insolvencia del sector capital, y es cuando viene entonces, una crisis de  sobreproducción,  que lleva a bancarrotas de agentes productivos (economía real) masivamente, genera más desempleo, más déficit fiscal y finalmente, en una espiral viciosa, se traduce en una crisis sistémica. 
Queda en evidencia lo que explicó Marx del sistema capitalista,  es decir, que la fuente de la ganancia es la explotación de mano de obra, del capital variable,  en vez del capital fijo per se. En el sentido original marxista, el capital o riqueza, se sustenta en trabajo acumulado y esa acumulación, sólo es posible por medio de plusvalores, de plusvalía, y la tasa de plusvalía, queda determinada en función del capital variable, de la fuerza de trabajo. Detrás de toda la riqueza acumulada de los capitalistas, se deriva de la tasa plusvalía, que se calcula por medio de los plusvalores obtenidos, ganancias o utilidades por el capital dinerario invertido en capital variable o fuerza de trabajo. La mercadotecnia oculta cómo los capitalistas obtienen sus ganancias en el proceso productivo de las mercancías, pone un velo sobre la fuerza de trabajo acumulada, detrás de cada producto y detrás de cada ganancia o utilidad al final del proceso productivo. Pero esto no sólo se encuentra en la mercadotecnia final, sino que se encuentra en el núcleo duro de las teorías económicas burguesas, es decir, se ha pretendido sacar de sus núcleos explicativos, el carácter fundamental de fuerza de trabajo requerida dentro de un sistema económico, convirtiéndola en variables dependientes dentro de sistemas matriciales de entradas y salidas; por lo que la producción de plusvalores a partir de explotación laboral, queda reducida a "externalidades" del sistema, o a problemas éticos, no "científicos". Pero si se vuelve a los fundamentos empíricos, es posible calcular la curva obtenida en el diferencial de trabajo total (DT) por un diferencial de tiempo (dt),  es decir: FT = DT*dt. Y esto devuelve al análisis de los distintos tipos de plusvalías posibles dentro del proceso productivo, que dio cuenta Marx, y sin lo cual, todo el proceso productivo capitalista, no podría ser explicado.
La teoría marxista ha hecho entonces, tanto explicaciones, como predicciones, que no sólo han resultado ser empíricamente correctas, sino que al mismo tiempo dejan en evidencia como la fetichización de la producción de mercancías dentro del sistema capitalista, oculta de manera alienada, la explotación/plusvalía de los trabajadores, y que por ende se encuentra muy lejos que pueda ser considerada como un sesgo ético-ideológico de K.H. Marx, tal y como lo consideró el economista burgués Paul Samuelson.

Fuentes: 
Keiser Report en español. El fracaso del capitalismo (E434)
En este episodio, Max y Stacy hablan de la metida de pata de Reinhart y Rogoff, la correlación y la causalidad, y el bono que representa la venta del oro para los banqueros centrales agitadores, que ahora sostienen que "la hiperinflación ya no es una amenaza".

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