martes, abril 29, 2008

!Pero¡, ¿quién se llevó mi gallo pinto?


Según el último informe de la FAO "Perspectivas de cosechas y situación alimentaria", con unas reservas cada vez más escasas, la continua fuerte demanda de cereales está manteniendo la presión ascendente sobre los precios internacionales, a pesar de la cosecha record del año 2007.Los precios internacionales del trigo aumentaron 130% en el último año, alcanzado de manera similar al arroz, el mayor coste en 34 años. Aunque los precios son elevados, se prevé que el comercio total mundial de cereales alcance niveles máximos en el transcurso del año 2008, debido en gran parte al brusco aumento en la demanda de cereales secundarios (todos a excepción del trigo y el arroz), especialmente los destinados a la alimentación animal en la Unión Europea. Además(-una vaca en la UE, recibe mucha más subvención que un niño con hambre en Africa-), la FAO lo advirtió sobre los efectos del cambio climático en la agricultura amenazan la vida de millones de personas en África, Asia y América Latina.
La situación mundial entorno a la producción, demanda y precios del trigo se vuelve crítica por otros factores, como es el caso de la prohibición de exportarlo o las restricciones aplicadas en Kazajstán, Rusia, Ucrania y Argentina, significa que un tercio del mercado mundial ha sido clausurado.
En el contexto de los conflictos que se han suscitado en el 2008 entre las asociaciones del campo en Argentina y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el caso particular de las Confederaciones Rurales Argentinas, se sugirió a los productores de trigo y cebada restringir las operaciones: "hasta el momento en que el valor del cereal alcance el precio que hoy por hoy el mercado está en condiciones de pagar". Tal juego especulativo con la restricción de la oferta, para que la demanda eleve el precio del trigo, tiene como beneficiaros a los grandes molinos y exportadores.A este tipo de especulaciones con los cereales como el trigo, se presenta otra, y es la que realizan los movimientos de capital especulativo de los fondos de inversión, que llevaron a la crisis inmobiliaria de los EE.UU. que se ha trasladado a toda la economía mundial. No obstante esto ha llevado a la FED (Banco Central de EE.UU.) a bajar las tasas de interés y con ello se arrastra a la caída del valor cambiario del dólar, y por ello, el capital especulativo orienta sus inversiones hacia las materias primas como el petróleo y los

cereales, y sin que aumente la demanda aumenta el precio de estos. De acuerdo con algunas estimaciones, los fondos de inversión controlan ahora entre el 50% y el 60% del trigo comercializado en los más grandes mercados mundiales de materias primas(commodities). Y como siempre, los perdedores son los pobres y miserables de todo el mundo.

Durante los últimos 20 años, tanto el Banco Mundial como el FMI, promovieron y prescribieron en aquellos países del mundo que caían bajo su influencia, y en el contexto de sus políticas de globalización con un perfil neoliberal monetarista, la receta única que, un mercado liberalizado les aportaría mayor eficiencia en la producción y distribución de alimentos; como consecuencia de seguir esta receta neoliberal, los países más pobres del mundo se encuentran inmersos en una intensa puja contra especuladores y comerciantes, que están viviendo una verdadera época de bonanza a costa del hambre y la malnutrición de millones de personas en el mundo.
La FAO también alertó sobre el aumento de los precios internacionales de los productos agrícolas, al que ha contribuido también el cambio del uso de las tierras de cultivos alimentarios para su empleo en la industria bioenergética. El caso más significativo es el subsidio por parte del gobierno de EE.UU. a la produccíon de biocarburantes. La diferencia entre la producción y el consumo mundial de cereales fue de 13,5 millones de toneladas en el 2006, es decir, un 0,8% de la producción mundial. El contraste es muy significativo si se considera los 109 millones de toneladas, es decir, un 6,5% de la producción que EE.UU sacó del mercado alimentaria para producir bioetanol, que llevó a una fuerte presión sobre el exceso de la demanda.
En este sentido ha expresado que el aumento mundial de la producción de biocombustibles amenaza el acceso a los productos alimenticios de las poblaciones pobres de distintas partes del Mundo. EE.UU. ha sido el principal promotor, así como Brasil, de la política de los biocombustibles para hacer frente al alza de los precios del petróleo, ignorando las consecuencias dramáticas y previsibles de semejante producción. La utilización del maíz en el producción de biocarburantes, llevó a que México no pudiera acceder a las exportaciones de este grano por parte de EE.UU., lo que llevó a la "crisis de la tortilla" en este país, que hizo inaccesible a millones de mexicanos, un producto alimenticio básico y emblemático de la cultura gastronómica mexicana. Así entonces, para satisfacer sus necesidades energéticas, Washington está promoviendo una estrategia que va a llevar a gran parte de la humanidad al desastre.
Dos estudios distintos publicados en la revista Science, han dado cuenta que el cultivo de biocarburantes actualmente realizado para producir alternativas “verdes” a los combustibles fósiles basados en petróleo despiden más dióxido de carbono en el aire del que pueden absorber las plantas cultivadas. Joe Fargioine, de la organización de EE.UU. para la conservación de los recursos naturales y director de uno de los estudios, ha explicado que: “Todos los biocombustibles que utilizamos actualmente causan destrucción del hábitat natural, ya directa, ya indirectamente. La agricultura global está produciendo ya alimentos para seis mil millones de personas. La producción de biocombustibles basados en alimentos también requerirá que se destine aún más tierra a la agricultura”. El profesor John Pickett, director del reciente estudio sobre biocombustibles encargado por la Royal Society, ha señalado que: “El ahorro de gas de efecto invernadero que puede proporcionar un biocombustible depende de cómo conviertan las tierras y se realicen los cultivos y de cómo se utilice el biocombustible.”
En Asia, el panorama deviene cada vez más crítico. La carestía del arroz, en su techo máximo de los últimos 20 años, ha sido como un golpe certero a boca del estómago de los pobres, unos 2500 millones de personas.
No se puede contar ya con adquirir el cereal en China y la India, dos gigantes productores que cortaron de un golpe las exportaciones para garantizar la demanda interna. Tailandia y Vietnam, los suministradores número uno y dos, respectivamente del mercado mundial, parecen a simple vista beneficiarios del alza de precios que les procura ingresos por torrentes.
Sin embargo, Hanoi paró al cierre del primer trimestre del año 2008, la expansión de sus exportaciones. Se atendrá a cumplir los compromisos contraídos de 3,5 millones de toneladas tras destinar el resto de sus existencias al consumo nacional. Consecuentemente el Gobierno de Brasil ha suspendido las exportaciones de arroz de los inventarios públicos y promovió que el sector privado que haga lo mismo, todo ello como una manera de protejeren el mercado interno y mantener bajo control las alzas de precios de este cereal.El presidente Luiz Inácio Lula da Silva lo resumió de la siguiente manera: "Todo el mundo quiere comprar arroz y Brasil no tiene un inventario del que pueda desprenderse. No podemos vender".
Se espera que hasta fines de año 2008 la tonelada suba unos 50 dólares más, dada las malas cosechas, la creciente demanda, el alza del precio de los combustibles, los efectos del cambio climático y la gradual desaparición de los arrozales
Todo esto parece mostrar que la crisis del arroz pone en riesgo la estabilidad social primeramente de los países asiáticos y eventualmente de muchos otros países del mundo, dependientes de la importación. Esto pues, el arroz es un producto extremadamente sensible para cualquier gobierno. Es muy posible entonces que el progresivo aumento del precio, lleve a la disminución y la carestía alimentaria en muchas regiones del mundo, lo que sin duda llevará a disturbios sociales e inestabilidad política.
En diez países de Africa y Asia, este problema ya ha ocasionado disturbios. En Pakistán y Tailandia, el ejército se encarga de evitar robos y saqueos en los campos de cereales y los almacenes. Durante los años 2007 y 2008, los países más pobres del mundo tuvieron que pagar en torno a un 65% más por sus importaciones de cereales, y en algunos países africanos el incremento llegó a alcanzar un 74%, según los cálculos de la FAO.
Se tratará de una crisis alimentaria mundial en el contexto de la globalización neoliberal, que ha propiciado la concentración de la riqueza en unas pocas manos, y la expansión de la pobreza y de la inminente hambre extrema en más de mil millones de personas en el mundo.

Finalmente, en el contexto centroamericano, la historia del humilde frijol se ha vuelto crítica.
Un grano que típicamente ha sido cultivado por los pequeños productores que por más de 20 años fueron menospreciados por los economistas neoliberales, y que además han sido mal pagados y con poca o ninguna importancia para la exportación.
Lo que se ha tenido es una total ausencia de estímulo a los agricultores y de su imposibilidad de acceder a seguros y a crédito para la investigación y consecución de semillas, para el desarrollo de infraestructura, para la producción agrícola y para la comercialización de los granos. Esta desestimulación a los productores de granos, ha sido consecuencia de los cánones prescriptivos de "precios competitivos", impulsados por las tesis de especialización productiva y sustitución de la producción de granos a precios no competitivos, por la importación de los mismos a bajos precios (-aun cuando vengan de producciones agrícolas subvencionadas por sus gobiernos-), sustentadas por los los economistas neoliberales (-o los fundamentalistas del mercado-), cánones que a su vez han sido instituidos por la banca privada y continuada por los bancos estatales. Ante este panorama, los agricultores prefirieron dedicarse a cultivar otras cosas, que a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de granos básicos.Ante tal situación, la producción interna para el año 2008, es incapaz de cubrir ni siquiera un 20% de la demanda interna en Costa Rica. Para cubrir la demanda se ha tenido que importarlos desde Nicaragua, Argentina e incluso China. Por lo tanto, el frijol negro como el rojo han subido a precios sin precedentes, y los consumidores costarricenses se han visto obligados a pagar hasta un 40% más en los últimos seis meses por cada kilo de frijoles. Por ello, los países vecinos se pelean ahora el abastecimiento desde Nicaragua. Los conflictos no se han hecho esperar, otro importador de frijol: El Salvador, "acusó a Nicaragua de estar poniendo trabas a las exportaciones de frijol, y que esto, ha provocado que el precio del grano se mantuviera alto en ese mercado". El precio del frijol en Nicaragua se vende a más del doble de lo que normalmente se ofertaba hace unos años, situación que afecta afecta indefectiblemente a todos consumidores. Costa Rica ha estado compitiendo con EE.UU. en la compra de frijoles. Al 22 de enero del 2008, esta última nación había adquirido 14.470 quintales de grano rojo, con un incremento de un 75% con respecto al mismo periodo del año pasado. Costa Rica, por su parte, compró 30.404 quintales, con un incremento del 41% en comparación con ese período del año pasado. No obstante, entró en la competencia Venezuela que comprará a Nicaragua, a través de un convenio de comercio, miles de toneladas de frijol negro, lo que incrementará la presión competetitiva por ese grano y además se reportó una disminución en la producción como consecuencia de algunos problemas climáticos. Esto augura eventuales desabastecimientos de estos granos básicos en el mercado costarricense.

En Costa Rica, en los últimos años, se importó más de la mitad del arroz que consume, la demanda se ubica en unas 18.000 toneladas métricas piladas al mes; y las importaciones se mantienen en acenso, porque ha exististido una disminución de más de un 17% en la producción nacional (47.252 hectáreas sembradas para un total de 833 arroceros y 12 agroindustrias), ya que muchos productores de arroz, se dedicaron a cultivos menos riesgosos como la caña de azúcar, la palma aceitera y la piña. El área de siembra de este producto en Costa Rica es muy fluctuante, por lo que su producción se ha dejado bajo la guía de la "mano invisible del mercado", en tanto depende no de una polítca nacional de producción agraria, sino del comportamiento elástico de los precios determinados por la demanda en el mercado, en el contexto de las prescripciones sostenidas por los economistas monetaristas neoliberales. Por lo que si la crisis internacional del arroz provoca un desabastecimiento mundial de este grano, en poco tiempo en Costa Rica no solo se encarecerá extraordinariamente el grano, sino que incluso habrá carestía, por lo que no sería exagerado pensar en revueltas sociales e inestabilidad política a no muy largo plazo generada por la miopía neoliberal.

Es posible que el desabastecimiento de arroz se comience a mostrar en muy poco tiempo en los mismos supermercados, pues ya en EE.UU., en cadenas como Wal-Mart (-con una fuerte presencia en Costa Rica-) y Costco han impuesto límites en la venta de algunos productos como el arroz. Tal tipo de racionamientos no se vieron ni siquiera durante la segunda guerra mundial.Enfrente de este sombrío panorama en torno a los granos básicos, y desde Costa Rica, todo pareciera indicar que pronto tendré que decir: "¡Pero!, ¿quién se llevó mi gallo pinto?"; pues se avecina una carestía en los granos básicos y pronto no tendremos acceso ni al arroz, ni a los fríjoles para este plato típico, ni el maíz para las tortillas que lo acompañan; aun cuando se esté produciendo en territorio costarricense los microchips con la tecnología de punta de Intel y se puedan ver en los escaparates de las tiendas de los gigantescos "Mall", el último modelo de iPhone que ha salido al mercado.

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